Discurso Ligia Bonetti en Foro 2do. Congreso
Henry Ford decía "Llegar juntos es el principio; mantenerse juntos es el progreso; trabajar juntos es el éxito."
El sector industrial dominicano ha sostenido un diálogo intenso con el Gobierno desde que el presidente Danilo Medina, en octubre del 2012, instauró la mesa de seguimiento a las conclusiones del Segundo Congreso de la Industria Dominicana.
Esa decisión fue una muestra más del presidente Medina de su empeño en cumplir sus compromisos de campaña, pues junto a los entonces candidatos en las elecciones generales del 2012, firmó la "Declaración de Compromiso por el Desarrollo de la Industria" en la que él favorecido con el voto popular, se comprometía a cumplir 10 postulados que conducirían a la industria nacional y a las zonas francas industriales a un crecimiento sostenido.
A esa mesa, la Asociación de Industrias de la República Dominicana ha acudido durante 16 meses con la certeza de que es posible dar un giro al modelo de desarrollo económico vigente. Un giro que dé lugar a un crecimiento económico sostenible, basado en la producción de bienes transables, a una mayor generación de empleos formales, al crecimiento de las exportaciones y, por lo tanto, a la reducción de las inequidades sociales.
Ha sido un esfuerzo en que queremos hoy reconocer el liderazgo del ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, y del ministro de Industria y Comercio, José del Castillo, así como de todos los ministros, funcionarios y legisladores que han participado, en especial la Comisión de Industria, Comercio y Zonas Francas del Senado; quienes se han empeñado en lograr que el diálogo tuviese resultados tangibles que pudiesen ser no sólo anunciados en el día de hoy, sino también implementados.
Distinguido señor Presidente, señoras y señores,
Debemos recordar que algunas de las metas que nos propusimos como industria nacional y zonas francas en el Segundo Congreso de la Industria Dominicana para los próximos cinco años fueron:
Incrementar las exportaciones en 11 mil millones de dólares, desde el 2012 al 2017, esto es más que duplicar las exportaciones de los niveles actuales;
Crear 300 mil nuevos puestos de trabajo en el sector manufacturero;
Incrementar el número de industrias en operación en un 28% para alcanzar las 10 mil industrias en el país;
Lograr una tasa de crecimiento acumulada de 35% en cinco años;
Aumentar de 209 a 500 las empresas que exportan más de un millón de dólares.
Todavía no podemos tener la certeza de si fuimos demasiado ambiciosos o quizás muy conservadores al establecernos estas metas. De lo que sí estamos seguros es de que para que esas metas sean logrables, debemos contar con el entorno económico e institucional nacional propicio para impulsar el crecimiento productivo.
Nos hemos acostumbrado a ponerle etiquetas al desarrollo, lo que nos hace confundir objetivos con instrumentos; políticas con estrategias; estrategias con tácticas y no nos hemos dado cuenta que más importante que imponer una visión sobre la economía, es construir juntos el futuro, con la convicción de que para lograr la sociedad que anhelamos, se requiere de voluntad política, coraje y de trabajo incesante e inteligente.
Construir juntos el futuro no se trata de un simple decir. Se trata de mirarnos con sinceridad para reconocer nuestras coincidencias y trabajar en disminuir nuestras discrepancias.
Tampoco se trata de imponer visiones. Muchos no entienden que el verdadero problema no es la distribución de las riquezas, sino que el problema es la pobreza. No entienden que el problema no es distribuir lo que todavía no se ha creado, sino crear para distribuir mejor.
Qué entendemos entonces como desarrollo? El desarrollo es la capacidad que tienen los países para crear riquezas. Y el resultado de crear riquezas es la disminución de la pobreza.
De acuerdo a la CEPAL, signos del verdadero desarrollo son: Contar con instituciones fuertes y servicios básicos confiables y seguros, a partir de una infraestructura en salud, educación, energía, deportes, cultura, transporte, comunicaciones, seguridad social y seguridad ciudadana.
República Dominicana es un país lleno de oportunidades que cuenta con una economía diversificada, con una ubicación geográfica privilegiada, con una estabilidad económica, política y laboral que muchos envidiarían y con recursos naturales valiosos que nos permiten una producción importante agrícola, proveer minerales y ofrecer zonas paradisíacas para el turismo y sobre todo un sector industrial consciente de estas realidades que afinca sus raíces y apuesta al país.
Tenemos que saber aprovechar nuestras oportunidades para crear riquezas, pero en un proceso virtuoso, en el que la productividad y empleo crezcan al mismo tiempo que la economía y no de manera desproporcional como lamentablemente ha sucedido en los últimos años.
Nos hemos pasado décadas discutiendo las fórmulas para desarrollarnos; y hemos perdido de vista que los recursos están ahí, en nuestras narices. Nos hemos distraído en pensar cómo hacer que el rico sea menos rico, y lo que hemos logrado es que los pobres sean más pobres; En esa distracción, lo que hemos hecho es dejar que vengan los de afuera y se lleven lo que nosotros no sabemos aprovechar.
La globalización nos impone un cambio de paradigmas. En algunos casos hemos iniciado esos cambios, pues nadie puede dudar que las prioridades del comercio internacional de hoy son diferentes a las que se vivían hace apenas 5 años. Es importante recordar, que el primero de enero del 2015 todos los bienes industriales originarios de los Estados Unidos entraran libre de impuestos arancelarios a la República Dominicana.
Ahora más que nunca, se aprecia un rol activo de los gobiernos del mundo en el fomento de sus sectores productivos. La competencia entre los países se hace cada vez más feroz por la atracción de inversiones e incrementar las exportaciones. Por ello, se necesita un Estado que promueva la colaboración entre los sectores público y privado, para generar riqueza.
Esa cooperación nace en un marco de absoluta confianza. Confianza de que cada cual hace lo que le corresponde hacer bajo un sistema de libertades, en el campo que le corresponda actuar. Esto es un cambio de paradigmas, porque el desarrollo ya no será solamente responsabilidad de los gobiernos, sino que será consecuencia de la confianza que logren los sectores público y privado en un régimen democrático.
La riqueza nunca es mala pues promueve el desarrollo. Lo malo está en utilizar la riqueza para abusar del poder. Para evitar esto está la Constitución y las leyes. Lo que se debe combatir es la pobreza. Y eso no se combate con decretos. Eso se combate creando un entorno democrático, con reglas de juego claras y estables.
Hoy, más que nunca, es necesario generar producción y empleo, que permita afirmar la importancia de la economía de mercado, los procesos de integración económica y comercial, la estabilidad macroeconómica, la responsabilidad fiscal y la mejora del marco regulador para asegurar un crecimiento sostenido y sostenible que propicie la generación de innovación, inversión, riqueza, empleo y cohesión social.
Por esto es importante insistir en la necesidad de estimular formas de crecimiento basadas en la exportación de productos y servicios más diversificados y de mayor valor agregado. En un proceso de industrialización, la base productiva de los bienes transables se diversificará progresivamente, de modo que se propiciará mayor generación de divisas y menos presión en el manejo de la balanza de pagos.
Quienes hacemos industria nos sentimos motivados por la creación de oportunidades en un marco de alianzas, trabajo en equipo, compromiso con las libertades y respeto por las leyes.
En la AIRD estamos comprometidos con la actividad industrial, la cual nos exige una visión compartida de largo plazo para producir, innovar, transformar, evolucionar y ser protagonistas del desarrollo armonioso y sostenible de una generación de bienestar y oportunidades.
Creemos en que la estrategia de la industria que hoy esperamos ver fortalecida, tiene un nombre y una gran razón: Hecho en RD.
Nuestro compromiso es nuestra fortaleza, la cual se demuestra en los siguientes datos:
- A pesar de los desafíos y amenazas de los últimos años que han provocado su decrecimiento, la industria sigue constituyendo el sector que más aporta al PIB, con un 29% de valor agregado.
- Aportamos más de 400 mil empleos directos de los cuales el 76% son formales, y alrededor de un millón de indirectos
- Nuestro sector actualmente reporta a la Dirección General de Impuestos Internos 35% de todos los impuestos.
- En el año 2013 las ventas del sector industrias totalizaron 703 mil millones de pesos, según datos de la DGII. Esto es el 27% del total de las ventas reportadas.
- A pesar de la importancia que se le otorga a los servicios, en el 2013 las exportaciones totales representaron el 50% de todos los ingresos corrientes de divisas generados por el país, incluyendo remesas y turismo. Uno de cada 2 dólares que generó la economía resultó de las exportaciones nacionales y de zonas francas.
- Exportamos a 142 países en el mundo, entre los cuales a 77 exportamos más de 1 millón de dólares anuales.
Sin embargo, nuestras preocupaciones son cada día más latentes, pues el sector industrial dominicano se ha venido adaptando a operar dentro de un esquema en el cual prevalecen los sobrevivientes. Así, el emprendimiento se paraliza y se acomoda a lo que va recibiendo.
Ahí es donde vienen a jugar un rol importante la aclamada "competitividad" y las políticas industriales activas, que nos permitirán pasar de industrias sobrevivientes a industrias emprendedoras.
Y es que muchos piensan que la palabra industria le pertenece a grandes empresas y no se dan cuenta que esa palabra le pertenece también a los pequeños talleres que producen muebles y alfombras que vemos en la autopista Duarte, a las dulcerías de Baní, a las queserías de La Cumbre y San Juan, o a los talleres de confecciones que hoy se ven cada día más amenazados por las importaciones y las pacas.
Por eso es importante que las políticas de apoyo a las PYME se tomen desde una perspectiva de desarrollo sectorial para que sean verdaderamente efectivas, pues más que su tamaño, es la actividad productiva a la que pertenecen lo que nos permite visualizar sus verdaderas necesidades y potencialidades.
En ese contexto, son muchos los factores que deben ser atendidos.
Desde el sector privado tenemos el deber de:
- Actuar con transparencia, rendición de cuentas y eficiencia.
- Incrementar las actividades de Investigación y Desarrollo e innovación.
- Comprometernos con la estabilidad laboral, formación y condiciones de vida de los trabajadores.
- Desarrollar una mejor relación Empresa - Estado - Sociedad.
- Promover la competencia empresarial y el respecto a las normas de regulación de mercado, de los consumidores y las mejores prácticas de calidad y en materia ambiental.
- Fortalecer el vínculo Universidad - Industria.
- Asegurar mayores y mejores inversiones productivas
- Y tener la disposición a confiar
Por su parte, el Estado y especialmente el gobierno debe jugar su rol de:
- Mantener un entorno de estabilidad macroeconómica.
- Garantizar que el suministro de energía y servicios básicos sean eficientes y a precios competitivos.
- Propiciar reglas de juego claras y estables.
- Asegurar una política fiscal sostenible, equitativa, predecible, transparente y que asegure mecanismos de rendición de cuentas, de control y eficiencia del gasto público, así como el establecimiento de estímulos a la producción y racionalización de la carga fiscal.
- Establecer una política comercial que sea consistente con el proceso de industrialización, asumiendo que defender no es lo mismo que proteger.
- Facilitar la disponibilidad de instrumentos de financiamiento a largo plazo con garantías estatales para promover la producción y las exportaciones.
- Desarrollar los encadenamientos productivos para generar mayor valor agregado.
- Garantizar una educación de calidad y propiciar la adecuación académica de los centros de formación técnica y de las universidades.
- Desarrollar centros de innovación con esquemas de financiamiento sostenibles.
- Modernizar el marco institucional y legal que rige las relaciones laborales de modo que favorezca la creación de empleos formales.
- Incentivar obras de infraestructura necesarias para la industrialización.
- Reducir los costos y trabas de permisología.
- Asegurar una mayor coordinación y planificación entre las entidades gubernamentales
- Y por supuesto también estar dispuestos a aportar confianza. Esto implica una disposición permanente a confiar, a establecer canales de comunicación y fortalecerlos de modo que las dificultades puedan ser rápidamente subsanadas.
En todo esto y mucho más, hemos estado trabajando sin descanso durante estos 16 meses y estoy segura que seguiremos trabajando para juntos lograr sustituir el entorno de supervivencia de las industrias por el de competitividad.
Señor presidente, amigas y amigos empresarios, estamos viviendo una etapa vertiginosa que NO nos dará tregua. Por ello, debemos seguir trabajando para multiplicar las inmensas riquezas que poseemos. Ese es nuestro compromiso. Compromiso con nuestros trabajadores, con nuestros conciudadanos, con nuestros padres, con nuestros hermanos, con nuestros hijos.
Es posible un futuro de mayor bienestar y oportunidades, a través de la construcción de un país industrializado, pujante y lleno de oportunidades y realizaciones, en el cual se minimice la pobreza, se genere una mayor igualdad de oportunidades, impere la ley y aumente la productividad nacional.
Recordando las palabras de Henry Ford que cité previamente, puedo decir que 16 meses atrás iniciamos juntos este camino, nos hemos mantenido unidos y estamos aquí apostando a que si trabajamos en equipo cosecharemos el éxito esperado.
Este es nuestro desafío, hoy damos un paso importante.