El dirigente empresarial considera que es necesario integrar los deportes y la familia

Entrevista por motivo del día de los padres para el periódico El Dinero

El presidente de la Asociación de Industria (AIRD), Campos de Moya, ha demostrado firmeza y pasión durante las múltiples funciones en el ámbito empresarial que le ha tocado liderar. Su exposición ante los medios de comunicación ha sido evidente luego de asumir su más reciente cargo.

Ser hijo único de un padre que realizaba importantes aportes a la sociedad dominicana fue el principal factor que le hizo, desde muy temprana edad, salir del país para adquirir conocimientos que le permitieran seguir el legado de su progenitor. En la actualidad, su principal responsabilidad es, sin lugar a dudas, capitanear una familia liderada por mujeres.

¿Quién es Campos de Moya?

Me gusta ser el conciliador. Soy muy querido por las personas que me rodean, trato de escuchar, respetar y, sobre todo, tender una mano cuando se me necesita. Siempre he pensado que tener un tiempo para la familia es lo más importante para cualquier persona. Soy un padre comprensivo y un abuelo amoroso. Mi carácter es fácil explosivo. Tanto en el trabajo como en la casa siempre he sido el conciliador ante cualquier dificultad, pero cuando tengo que ser fuerte, lo soy. Considero que el respeto es la clave de la unión familiar y el bienestar en el ámbito laboral.

En materia académica, ¿cómo ha sido su preparación?

En 1957 mi padre decide dejar San Francisco de Macorís, lugar de mi nacimiento, para mudarnos a la capital. En ese momento inicio la primaria en el Instituto Escuela, que en ese entonces era muy prestigioso, luego pasé al bachillerato en el Colegio de La Salle, y cuando terminé me fui a estudiar a Saint Michael College, Vermont, Estados Unidos.

¿Qué estudió?

Durante la Revolución de 1965 me transferí a Puerto Rico con el propósito de buscar cercanía a la isla. Con el espíritu guerrero que me caracteriza estaba decidido a regresar y pelear por mi nación, pero mis padres no lo permitieron. Cuando a mi padre lo designan secretario de Agricultura en el gobierno de transición, creó un programa de becas para que los estudiantes dominicanos fueran a Texas A&M University, lo acompañé en enero de 1970 a firmar el contrato y decidí quedarme, aunque fuera del programa de becas, a estudiar Economía Agrícola.

¿Cuál ha sido su guía para estar al frente de posiciones de primer orden en el país?

La dedicación que he puesto en cualquier lugar donde me encuentre me ha permitido destacarme y lograr mis metas. Combinar el apoyo y la confianza en el equipo de trabajo son los factores claves para lograr el éxito. Mi política siempre ha sido muy clara: si algo queda mal soy el responsable, de lo contrario mi jefe es quien logró el crédito.

¿Ha cambiado su vida luego de tomar la presidencia de la AIRD?

En la Asociación de Industria tengo alrededor de 20 años, pero siempre me mantenía al margen hasta que el año pasado me convencieron de aceptar la presidencia y fue en ese momento que cambió todo. Lamentablemente perdí el bajo perfil que tuve por muchos años. A mí me engañaron cuando me invitaron a ser el presidente de la AIRD porque me dijeron que era fácil, que entraba el martes a las 11:30 de la mañana y terminaba a las 3:00 de la tarde, pero no es así. Mi horario ha cambiado totalmente.

¿Qué significa la familia para usted?

La familia lo es todo. Mi esposa Alexandra y yo tenemos 35 años de casados y seis hijas. Aunque tres de ellas son de mi primer matrimonio, la unión familiar que existe entre todos no da cabida a algún tipo de división. Siempre inculqué en mis hijas el valor de la convivencia. Los únicos días que respeto de la agenda son los fines de semana, porque les pertenezco exclusivamente a mis hijas y a mis nietos, y es cuando puedo comer ese arroz con habichuela y un toque de picante que tanto me gusta.

¿Qué significan sus hijas?

Con los hijos nunca se acaba. Al morir mis padres me di cuenta que lo único que queda entre Dios y mis hijas soy yo. Por esta razón debo estar ahí para protegerlas, cuidarlas y siempre en el momento que me necesiten hacer lo que pueda por ellas. Los hijos son la continuación de la vida.

¿Por qué considera importante la práctica de los deportes?

Por la unión. Es necesario sacar tiempo para su propio organismo y dedicárselo al ejercicio para mantenerse saludable. Por las mañanas salgo a pasear a mis dos perros. Me encantaría llegar caminando al trabajo, pero la inseguridad no me lo permite. Hago deportes con mi esposa. Acostumbramos caminar, hacer jogging y bicicleta. Normalmente los fines de semana nos vamos a Casa de Campo y allí casi siempre junto a nuestro nieto Marco recorremos hasta 30 kilómetros en bicicleta y cinco kilómetros de caminata. Mi hija Babette es otra de la familia a quien los deportes le corren por las venas, aún estando en cinta practica crossfit.

¿Cuán importante son sus nietos?

Tengo nueve nietos y medio, el medio es un varón que viene en camino. Siete son mujeres y dos hombres. Puedo decir que mis nietos son el amor que nunca termina. Me encanta dedicarles tiempo, en el verano los llevo a un campamento en Jarabacoa. Y todos los demás integrantes aprovechamos ese escenario para compartir.

¿Cómo le va a Campos de Moya en el arte culinario?

Los sábados y domingos me gusta que me cocinen arroz, pollo guisado y habichuela con picante. Pero cuando el clima lo permite me gusta cocinarle su barbacoa a mis muchachos. Eso sí, que si está lloviendo o tenemos un clima acogedor me tienen que preparar mi cocido. Le digo a mi esposa que cuando esté viejo me haga una paila grande de cocido para que la guarde y todos los días beberme un plato.

Fuente

El Dinero