Artículo de la AIRD: Mercado de carbono: una oportunidad ahora

Reducir los gases de efecto invernadero conviene a la nación e incrementa la rentabilidad de las empresas

Cuando se lee o se oye hablar de gases de efecto invernadero, cambio climático o créditos de carbono se asume que se está previendo el futuro, pero en realidad no es futuro: es ahora, es un tema del presente.

En el caso de los créditos de carbono, se trata de uno de los tres mecanismos propuestos en el Protocolo de Kioto para la reducción de gases de efecto invernadero. Pero ¿cómo funcionan? ¿Se emplean realmente? ¿Constituyen una oportunidad para el sector industrial y agroindustrial dominicano?

Los créditos de carbono tienen como objetivo ayudar a reducir la cantidad de gases de efecto invernadero, especialmente en el caso de los países más contaminantes. Dos tipos: regulados (para empresas y gobiernos que obligatoriamente deben controlar sus emisiones, y los voluntarios. Se establecen como CER: Certificados de Emisión Reducida, equivalentes a una tonelada métrica de dióxido de carbono. Dicho de modo práctico: cada país tiene una cuota de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Si la rebasa, puede aspirar a su cumplimiento comprando créditos de carbono a otros países menos contaminantes. Los proyectos participantes se ubican en los subsectores de energía, transporte, agricultura, reutilización de residuos, entre otros.

Los permisos y/o créditos denominados “commodities se comercializan e intercambian por unidades representativas de derechos de emisión y/o certificados de reducción de emisiones entre gobiernos, corporaciones privadas, organismos internacionales, brokers, bancos, empresarios e individuos.

Empresas que generan electricidad a partir de residuos agrícolas (biomasa), programa de reforestación, para madera y leña, energía de fuentes alternas al petróleo, son algunos ejemplos internacionales. En el caso dominicano se encuentran trece proyectos registrados: generación eólica, desgasificación de vertedero, sustitución de combustible, proyecto de generación eléctrica por biomasa, dos plantas fotovoltaicas y un proyecto hidroeléctrico, además de una fábrica de ron en el área de huella de carbono y compensación de emisiones.

En cuanto al llamado “carbón neutral” esto significa que una actividad ha cuantificado sus emisiones o huella de carbono que se ha implementado y designado medidas de reducción (Objetivos), y que se han compensado las emisiones no reducidas.

Los créditos de carbono se obtienen a partir de proyectos de reducción de emisiones que deben ser registrados ya sea en el Mecanismo de Desarrollo Limpio o en el mercado voluntario de carbono como el Verified Carbon Standard (VCS) o Gold Standard (GS). Dependiendo del mecanismo o estándar que los genera y certifica reciben un nombre diferente: en el MDL se les llama Emisiones Reducidas Certificadas -CER- (Por sus siglas en inglés), en el VCS, Unidades Verificadas de Carbono -VCU- (Por sus siglas en inglés) y en el GS se les conocen como Emisiones Reducidas Voluntarias -VER- (Por sus siglas en inglés).

El Acuerdo de París (2015-2016) fue firmado por 197 países y ratificado por 160, teniendo como compromisos:

  • Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C con respecto a los niveles preindustriales
  • Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, de un modo que no comprometa la producción de alimentos
  • Situar los flujos financieros en un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero

Una oportunidad

Ya son trece los proyectos involucrados en nuestro país, la mayor parte de ellos del sector industrial. Sin embargo, vale la pena poder responder la pregunta de por qué generar o adquirir créditos de carbono. He aquí algunas respuestas: 

  • Realza el prestigio de la actividad al incorporar una estrategia ambiental coherente con la problemática del cambio climático;
  • Establece un reporte y monitoreo sistemático de la huella de carbono;
  • Facilita el acceso a financiamiento que exigen un monitoreo de indicadores de sustentabilidad;
  • Involucra a la empresa con proyectos verdes fuera de su ámbito;
  • Prepara a la empresa en vista de futuros mercados de carbono regionales y locales;
  • Paso adelante en vista de futuras reglamentaciones locales y de acceso a nuevos mercados.

Es decir, la industria puede interesarse por prestigio e imagen de la actividad específica en que se encuentra envuelta; por un compromiso interno; por crear diferenciación al interior del subsector del cual forma parte; por eficiencia o porque es un requerimiento de la cadena de suministro.

Además, es parte de la conciencia y visión exhibida por el sector, el cual asume que el desarrollo sostenible de una nación se fundamenta en una relación amigable con el medio ambiente y, simultáneamente, capaz de generar riquezas que constituyan fuentes de empleo formal, cohesión social y bienestar para los que vivimos en esta nación.

En este sentido, las actividades productivas deben ser pensadas en una perspectiva de largo plazo y no sólo en perspectiva de explotación intensiva de recursos, especialmente cuando estos recursos no son renovables. Por lo tanto, el desarrollo sostenible implica un pacto social, implica un compromiso que nuestras industrias han asumido con el país.

Un ejemplo de este compromiso lo son las numerosas empresas industriales que han sido reconocidas por sus prácticas ambientales a través del Premio Producción Más Limpia en áreas como energía, agua, materiales, sistemas de gestión ambiental.

En el 2013 fueron reconocidas las siguientes industrias: MercaSID, Induveca, Barrick Pueblo Viejo, Bepensa Dominicana, César Iglesias, Compañía de Electricidad de San Pedro de Macorís (CESPM), Gerdau Metaldom, Argos Dominicana, Agua Crystal, Empresa Generadora de Electricidad Haina (EGE- HAINA), Induspalma  Dominicana, Pasteurizadora Rica y CEMEX Dominicana. En el 2015, fueron reconocidas: Phillips Morris Dominicana, Induveca, Induspalma, Parque Eólico Los Cocos (EGE-HAINA), MercaSID, INCA, MOLDOSA y Cemex Dominicana. Todas ellas serían capaces de participar en el mercado de carbono y algunas ya lo están haciendo. Es decir, se trata de proyectos que, de un modo u otro, contribuyen a la disminución de gases de efecto invernadero y generan rentabilidad tanto económica como social, pero estas utilidades podrían incrementarse si pasan a formar parte del mercado de carbono.

El Premio Producción Más Limpia es un reconocimiento a empresas que implementan en sus procesos acciones para eliminar, minimizar o en última instancia, valorizar los residuos generados, y al mismo tiempo logren ahorros económicos, haciéndose más competitivos. Es decir, la industria se muestra como abanderada de la reducción de los gases efecto invernadero.

La Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), interesada en que el sector conozca a fondo los detalles del mercado de carbono, realizó un desayuno temático en mayo del presente año, ha animado a la participación en el Premio Producción Más Limpia, mantiene artículos de interés en su revista HechoenRD, como contribución para lograr que cada vez más industrias dominicanas puedan participar eficientemente de esta oportunidad que son los créditos de carbono.

En fin, el mercado de carbono puede ser un negocio de ganancia para el país, en el sentido de que se reducen estos gases contaminantes en el territorio nacional pero además nuestras empresas ganan una mejor imagen y reputación, desarrollan mejores y mayores negocios. Se trata de obtener ganancias por hacer lo que conviene a la sostenibilidad de la nación. Y los industriales están a la vanguardia en este aspecto.

Columna institucional AIRD-El Dinero

Agosto 2017

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