Palabras de Campos De Moya, durante el ciclo de charlas a estudiantes del INFOTEP sobre “Principios y valores en la formación de los egresados”

Innovar, camino para el éxito permanente

Es un honor y me siento privilegiado cuando se me concede la oportunidad de dirigirme a jóvenes, hombres y mujeres, que se están tomando muy en serio el tema de la superación, de ser mejores profesionales y de seguro mejores ciudadanos, mejores hijos, esposos, hermanos, hermanas, amigos… mejores en todo.

El escalón que hoy suben es importante, muy importante, pero es uno más hacia una carrera personal y profesional que puede estar llena de éxitos, que puede llevarles mucho más alto o que, por el contrario, quedará como una ilusión, como un deseo de lo que pudo ser y no fue, como un fracaso relativo o un triunfo a medias… Han concluido un proceso en que se les ha capacitado, en que han desarrollado competencias. Probablemente algunos se encuentren trabajando en su área, otros buscarán afanosamente trabajo y hasta les puedo vaticinar que no será fácil.

Sea cuál sea la situación en la que cada uno de ustedes se encuentre quiero decirles que el éxito no será posible si no asumen con pasión que depende de dos elementos: su decisión de constituirse como líderes y su decisión de innovar permanentemente.

En torno a estos temas quiero hoy compartir con ustedes algunos principios y reflexiones que espero les ayuden a aprovechar las oportunidades o que si ya lo están haciendo puedan ascender a nuevos niveles (alguien señaló que las oportunidades van por la calle y pasan al lado de todo el mundo, pero solo se dejan acompañar de aquellos que están preparados para aprovecharlas y esos son los líderes, esos son los que innovan).

Estás llamado a ser líder, no importa tu posición

Qué definición simple podemos asumir de liderazgo? Liderazgo es influencia. Es, por lo tanto, la capacidad de obtener seguidores. Piensen, por un momento, en una o más personas que han influido sobre ustedes, que han dejado huellas en sus vidas: un maestro, tus padres, un hermano, un amigo, un líder de la comunidad…

El asunto no es si usted influye en alguien o no, es qué clase de influencia ejerce usted sobre los demás. Liderazgo es, pues, un asunto de influencia y valores.

Desde la posición en la que te encuentres hoy o mañana, no importa cuál sea, puedes abrirte la puerta a niveles cada vez más altos de liderazgo. Si llegas a una mediana o alta posición en una empresa, no te apegues a la posición como si fuera “la última coca-cola del desierto”, utilízala para ganar influencia en los demás: eso es liderazgo.

Si quieren desarrollar el liderazgo algunas pautas claves son:

·         Antes que nada, conozcan su realidad. Un buen líder se caracteriza por ser objetivo, reconoce la realidad. Esto no significa que si la realidad es dura, el líder se suma en un mar de pesimismo, sino que puede buscar soluciones y asumirlas.

·         En el caso empresarial, la falta de realismo puede conducir a la bancarrota y posiblemente a la pérdida de credibilidad entre los allegados.

·         También es importante, para ser realista, que reconozcan sus debilidades, que sepan acudir a personas objetivas, que sean honestos con ustedes mismos.

·         En segundo lugar, tengan presente que cada uno es, para sí mismo, la persona más difícil de dirigir. Tus fallas personales se traducen en obstáculos en el camino hacia el éxito. Para superar tus dificultades o por lo menos para neutralizarlas, tienen que verlas con objetividad. Generalmente somos más duros con los demás que lo que somos con nosotros mismos. Se requiere de carácter y disciplina para tomar las decisiones correctas y ponerlas en práctica y para salirnos de las sendas incorrectas.

·         En tercer lugar, el liderazgo –y sobre todo, sostenerse en el tiempo como líder- es cuestión de valores. Los líderes tienen sentido de oportunidad; buscan trabajar en equipo, pero gozan de independencia; se empoderan de las políticas y planes de la empresa, siendo confiables; son seguros de sí mismos; organizan sus prioridades; planifican y establecen metas y evalúan constantemente.

John Maxwell, un gurú del liderazgo, en su libro “Liderazgo, principios de oro” nos dice:

·         Liderazgo es estar dispuesto a arriesgarse.

·         Liderazgo es sentir pasión por hacer una diferencia en los demás.

·         Liderazgo es sentirse insatisfecho con la realidad actual.

·         Liderazgo es tomar responsabilidad cuando los demás están presentando excusas.

·         Liderazgo es ver las posibilidades que ofrece una situación, cuando los demás solo ven limitaciones.

·         Liderazgo es estar preparado para sobresalir en medio de una muchedumbre.

·         Liderazgo es tener una mente y un corazón abiertos.

·         Liderazgo es la capacidad de sumergir su ego para elegir lo mejor.

·         Liderazgo es estimular en otros la capacidad de soñar.

·         Liderazgo es el poder que ejerce uno para aprovechar el poder de muchos.

·         Liderazgo es hacer que un sueño se convierta en realidad.

·         Liderazgo, por encima de todo, es valentía.

Lo único constante, el cambio

Sí, sé que han escuchado reiterada veces la expresión de que “lo único constante es el cambio”. Hoy me permito reflexionar con ustedes algunas de las implicaciones de esta verdad.

Tendemos a escudarnos en la seguridad de lo conocido y en los caminos ya trillados y recorridos por otros, sobre todo si vemos a esos otros como modelo de éxito.  Si eso hacen, quedarán atrapados por la mediocridad. Se han enunciado tres leyes para fomentar el cambio en nosotros y en nuestros trabajos.

Lo primero tiene que ver con el deseo. Si quiero un cambio, tengo que desearlo y caminar hacia un resultado propuesto. Desear es clave para arrancar con fuerza, para mantener la motivación en el camino, para no desmayar. Incluso, diría yo, desear apasionadamente de modo que, como dice Richard Bach: “Si nunca abandonas lo que es importante para ti, si te importa tanto que estás dispuesto a luchar para obtenerlo, te aseguro que tu vida estará llena de éxito. Será una vida dura, porque la excelencia no es fácil, pero valdrá la pena”.

En segundo lugar, valentía. Crean en ustedes mismos, en lo que aquí en Infotep se les ha enseñado, en lo que continuarán aprendiendo. Tengan valor ante los obstáculos, no rehúyan la responsabilidad, no se acobarden por las dificultades.

En tercer lugar, acción. Las cosas buenas no ocurren solas e incluso no ocurren como fruto de una sola acción. Más que acción se trata de entender que los eventos son importantes, pero que más importantes son los procesos y que estos implican acción constante. Se trata de acción planificada, de acción que se evalúa, que se comparte, que no para ante el cansancio…

Sin embargo, no se trata del cambio por el cambio. Si no que debemos enfocarnos en cambios con propósitos.

Además del deseo, la valentía y la acción, en el proceso de cambio hay factores críticos para el éxito. Entre ellos quiero citarles:

Saber hacia dónde nos dirigimos. Si no sabes hacia dónde vas, cualquier camino te parecerá el indicado. No saber qué desean, hacia dónde quieren dirigirse, qué pretenden cambiar es como empezar un proceso destinado de antemano al fracaso.

Comunicación permanente. Hay quienes pretenden que el cambio sea un proyecto secreto. Y no hay nada más nocivo en una empresa que la gente se entere de los cambios por “radiobemba” o como si fueran un chisme. Esto genera reacciones adversas al cambio. Comunicación permanente, clara y de acuerdo a los niveles de responsabilidad de cada uno. Canales para que puedan aportar a los procesos de cambio.

El cambio debe tener valor para las personas con las que trabaja. Hay quienes quieren involucrarte en un proceso de cambio en el que no sabes con certeza qué ganas tú. Nadie “compra” tu idea y se compromete si no le ve algún valor para ellas. Debe ser importante, relevante o agradable.

Sentido de urgencia. El cambio que propones debe ser percibido como algo urgente, que se requiere pronto. Es la forma de que haya esfuerzo extra, ir más allá del día a día.

El cambio no se impone. Es el síndrome de los jefes que creen que lo saben todos y quieren imponer los cambios desde arriba. Resultado: no logran el compromiso de la gente. Puedes comprar su tiempo, pero no puedes comprar la actitud de compromiso. El que el cambio sea urgente no significa que no utilices parte del tiempo constituyendo equipo, trabajando juntos en ideas y acciones, tomando en cuenta a la gente.

Prepararnos para el cambio y preparar a la gente que trabaja con nosotros. Hay personas y organizaciones que se dan cuenta de la necesidad de cambios y quieren soltarlo de un día para otro, en frío, “a ver qué resulta”. Genera inseguridad, incertidumbre. Preparémonos para el cambio y preparemos a la gente que trabaja con nosotros.

Monitorear el progreso. No se puede bajar la guardia. Hay que dar seguimiento a los procesos. Revisar el rumbo y así evitar costos innecesarios en tiempo y recursos. Deben establecer sus indicadores para dar seguimiento, para monitorear.

Celebra los resultados alcanzados. A medio camino, al final de un proceso… reconoce los avances, prepárate para una etapa siguiente. Elogia el esfuerzo de la gente que trabaje contigo.

Muchas personas tienen miedo al cambio. Spencer Jonson, un autor norteamericano, publicó una fábula que ha tenido enorme éxito. Bien podría haber titulado su trabajo como «teoría general del cambio permanente en un medio ambiente globalizado y competitivo». La fábula de Spencer se titula «Quién se ha llevado mi queso». Las lecciones más relevantes que pueden ustedes sacar de este aporte es:

·         Que el cambio ocurre, debemos anticiparlo.

·         Que no podemos aferrarnos a viejas ilusiones.

·         Que no debe detenerles el miedo a lo nuevo.

·         Que es necesario estar atento a los pequeños cambios.

·         Que deben prepararse para adaptarse rápidamente.

·         Que el cambio es un proceso que hay que disfrutar, y que

·         Debemos prepararnos para cambiar de nuevo.

Como cantaba una autora chilena del siglo pasado, Mercedes Sosa, “así como todo cambia, que yo cambie no es extraño”.

Innovación y cambio

La innovación permanente es una demanda de nuestro mundo y el que no innova se queda en el pasado, es un cadáver. N o importa que tenga 20 o 25 años, es un cadáver, un muerto viviente.

Podemos decir que seremos una nación que avanzará venciendo todas las barreras, cuando dejemos de lado el miedo al cambio y asumamos la innovación como una pasión permanente.

Es fácil demostrar que podemos apegarnos a la tradición, a “siempre se ha hecho así y ha dado resultado”. Sin embargo, nuestra economía necesita abocarse a la innovación. Si la crisis significa oportunidad, República Dominicana está ante el desafío de recorrer el camino hacia una sociedad innovadora, llena de deseos de cambio.

El sector industrial enarbola la bandera de incrementar las exportaciones, pero la verdad es que las exportaciones de bienes no se incrementarán si el marco legal no las favorece, pero tampoco si las empresas y sus colaboradores, de los cuales ustedes son parte, no se abocan a procesos de innovación institucional y tecnológica.

Además, está el hecho de que una sociedad que aspire a un modelo de desarrollo económico que signifique también bienestar social, tiene que tener la innovación como parte de su estrategia. Innovación es, pues, expansión del comercio y bienestar social. Mi antecesora en la AIRD, Ligia Bonetti, expresó en una ocasión que “para que este progreso sea efectivo, para cumplir con su papel social, debe estar estrechamente ligado a la producción de bienes y servicios en la sociedad, vía una cultura del conocimiento creciente y constante”.

La innovación se define como la introducción al mercado de nuevos productos y servicios, la adopción de nuevos procesos o la adopción creativa de prácticas novedosas para la gestión y comercialización.

Del 2007 al 2009 sólo una de cada tres empresas realizó algún tipo de innovación. Esto se ha acelerado en los últimos cinco años. Hay un “ambiente” distinto y ustedes están llamados a vivir como líderes de ese nuevo ambiente, no pueden encerrarse en las tradiciones tecnológicas u organizativas.

El proceso que se está llevando a cabo en el sistema educativo tardará en dar sus resultados colectivos, pero quienes muestren una mentalidad de “adelantados”  cosecharán sus frutos, tendrán éxito.

Háganse parte del “afán tecnológico”, pero no como simples repetidores. Sean creativos. Es el modo en que esta sociedad del conocimiento favorezca e incorpore a los grupos más vulnerables de nuestra sociedad. Fomenten entre ustedes el espíritu emprendedor.

A nivel de políticas, hace falta gestionar la vinculación empresa-universidad, impulsar el financiamiento público y privado a la innovación, involucrar cada vez más a las pequeñas y medianas empresas en este sendero del innovar…

Concluyo con algunas consideraciones sobre la importancia de que ustedes y la sociedad dominicana se involucre como un todo y valore como positivo el cambio y la innovación con propósitos:

1º. El afán tecnológico –elemento clave de la innovación- debe incorporar a los grupos más vulnerables de la sociedad. Los empresarios no deseamos una sociedad en donde la pobreza arrope a gran parte de la población. Necesitamos rentabilidad social, la cual definimos como satisfacción, y esa satisfacción tiene una de sus bases más fuertes en la capacidad de empleo, de producir de todos los dominicanos. Incorporar a los grupos más vulnerables es un desafío para la rentabilidad social y la rentabilidad económica.

2º. La educación media ha de fomentar el espíritu emprendedor. Jóvenes capaces de promover iniciativas productivas, de generar proyectos de desarrollo, de hacer ajustes tecnológicos, de ingeniar mejora en los procesos, en fin, de pensar, que es ir más allá del repetir. Ustedes son parte de esa juventud. Tienen ese desafío.

3º. La vinculación entre empresa y universidad y centros de capacitación como el Instituto de Formación Técnico-Profesional (INFOTEP) ha de gestionarse desde la necesidad del hoy de nuestras empresas, pero con una tensión hacia el futuro, tomando en cuenta todas las aristas de la innovación.

4º. El financiamiento no es sólo obligación del Estado, es también una obligación del sector empresarial. En ese sentido, hacemos un llamado al sector empresarial a mejorar sus aportes a la innovación, tanto dentro de la empresa como en relación a las universidades e institutos que dedican recursos y tiempo a la investigación y desarrollo de productos y procesos.

5º. Si deseamos tener éxito en las metas de la Estrategia Nacional de Desarrollo de lograr que nuestras exportaciones alcancen los 25,000 millones de dólares para el 2020, entonces es necesario que la cultura innovadora permee a las micro y pequeñas empresas, con el propósito de sumarla de modo masivo a las exportaciones.

6º. Apostar por la innovación, la investigación, el desarrollo… nos llevará a tener mayor posibilidad de  renovar nuestra matriz exportadora y nuestros nichos de exportación; a convertir esa masa de competencias que tenemos en las empresas, en las escuelas y universidades, en capital humano.

Para lograr esa transformación innovadora es imprescindible saber qué necesitan nuestros mercados y qué estamos en capacidad de brindarles; saber qué tanto cambian sus necesidades y qué tanta capacidad de cambio tenemos; saber cuáles nuevas necesidades van surgiendo y cuáles nuevas necesidades estamos en capacidad de suplir a partir de nuestros procesos. Y esto requiere de una alianza duradera del empresariado con las universidades, con los institutos de investigación, con la innovación.

Parodiando a Octavio Paz, quien decía que “las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…. del miedo al cambio”, podemos decir que seremos una nación que avanzará venciendo todas las barreras, cuando dejemos de lado el miedo al cambio y asumamos la innovación como una pasión permanente.

 

Jóvenes… les llamo a la pasión, a la pasión por el liderazgo, el cambio y la innovación.

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