Palabras de Campos De Moya, presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), durante el desayuno “Planes de Desarrollo Productivo” con el Ministro de Agricultura, Ángel Estévez.

Jueves 30 de marzo, 2017. Salón Empresarial

Soy un hombre tan vinculado a la agropecuaria que puede decirse que, de algún modo, tengo raíces en el sector como tienen raíces los árboles. Conozco la alegría de la cosecha abundante y también la angustia ante la amenaza de la tormenta o peor aún, ante el desplome de precios en los mercados, tanto nacionales como internacionales. Sin embargo, siempre he considerado la tierra como una riqueza y lo que de ella surge como riqueza del esfuerzo de hombres y empresas, una riqueza mayor, pues tiene la intervención humana, el sudor, las esperanzas, las apuestas.

Soy, además, el presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD). 

En esa doble condición es para nosotros un privilegio escuchar en esta mañana de hoy algunos elementos fundamentales de los planes productivos del Ministerio de Agricultura. Planes que, estoy seguro, tienen en la agroindustria el mejor aliado para hacer de la producción agropecuaria un árbol frondoso de rentabilidad y bienestar social.

La AIRD está empeñada en que nos percibamos como una nación innovadora y exportadora, convencidos de que a la raíz del bienestar económico y social se encuentra el crecimiento de nuestra producción agrícola, pecuaria e industrial, pero también de que nuestro mercado es pequeño, abierto y competitivo, por lo que necesitamos lograr que los diversos sectores productivos vean sus bienes en los barcos y aviones, camino a mercados extranjeros.

Hoy quiero hacer un fuerte llamado: fortalezcamos la agro industrialización en República Dominicana.

Muchas son las claves, pero una es segura: una fuerte articulación de los sectores productivos entre sí. Dos de los sectores que han demostrado que es posible hacerlo y hacerlo bien son el industrial y el agropecuario, articulados en nuestras agroindustrias.

Para el sector agropecuario y el industrial es fundamental que la industria sea el instrumento que permita agregar valor a la agropecuaria, y que la agropecuaria sea un punto de origen clave para desarrollos industriales.

Nuestras actuales autoridades están promoviendo el financiamiento en el campo, y lo están haciendo bajo un esquema de asociatividad que se hace necesario para que la pequeña agricultura pueda asociarse con la industria y pueda a su vez ser rentable y significar bienestar social.

De este modo se crean condiciones para hacer efectivos encadenamientos entre ambos sectores.

Una segunda clave tiene que ver con conocer los mercados extranjeros hacia los cuales nos dirigimos. En la AIRD hemos identificado “nichos de mercado”, nos hemos esforzado en aportar capacitación a nuestros colaboradores, hemos avanzado en diversificar la oferta exportadora, hemos logrado tomar medidas defensivas del mercado interno para apoyar una justa competencia, hemos ajustado nuestra producción industrial  -en su mayor parte- a estándares internacionales de calidad… pero (lamentablemente hay peros) no hemos logrado que nuestra balanza comercial se torne favorable. Es un área en donde el trabajo intenso y conjunto se hace siempre necesario y donde nunca es suficiente.

Ambas clave: articulación de los sectores e identificación de “nichos de mercado” van de la mano. Es correcto enarbolar la bandera de la industrialización de productos pocos tradicionales, como frutos y especies de diversos tipos, así como de productos tradicionales como el cacao para colocarlos en las tiendas extranjeras.

También está cambiando la mentalidad de simplemente contar con una “agricultura de subsistencia”, convencidos de que esto no genera el bienestar que todos deseamos. El financiamiento tiene una orientación clara, pero todavía es baja la banda de los productores agropecuarios que se manejan con criterios de rentabilidad sostenida. Esto tiene que cambiar y la agro industrialización es la clave.

Este no es un tema nuevo. Ya venimos haciéndolo desde hace siglos, pero hoy debe ser intenso, y con ojos puestos en la innovación constante. 

De este proceso, la AIRD es continuadora. Un ejemplo lo es la formación del clúster del cacao y sus derivados y más recientemente el de productos de molinería. Gracias al clúster de cacao hoy es más fácil el diálogo abierto entre los productores y los procesadores.

Además, el fortalecimiento de la agro industrialización por la que hoy clamo, beneficiará a ambos sectores, pero también beneficiará al turismo. Claro que estamos desafiados –y lo estamos haciendo- a producir con parámetros de calidad internacional. Podemos mencionar decenas de industrias que han logrado esta sinergia, pero es insuficiente. Queremos más, queremos mejor integración, queremos una marcha unida entre agropecuaria e industria. Queremos más agro industrialización.

Una tercera clave –que dejo a propósito para concluir- es la de ser intencionales en este desafío. Las cosas no pasan porque sí. Debemos plantear metas medibles, con tiempo estipulado, con medidas coherentes y fueres, con sectores definidos a priorizar, sin negar las iniciativas que puedan irse dando en otros rubros emergentes.

La agro industrialización como meta y como proceso, seguros, señor Ministro y amigos, de que el ser parte de esto es algo que conducirá a que ganemos todos.

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